Karaoketerapia
Sábado, 10:00 PM. Mucho frío en el sector de Chapinero.
Llego a la cita acordada mediante twitter, con algunas dudas. Es la primera vez que asisto a un karaoke público. Antes lo había hecho en algun apartamento con los típicos discos que pones en tu reproductor de DVD o equipo de sonido, pero nunca ante tanta gente. Es en una esquina, en un local muy bonito y curioso, donde algunos invitados ya estaban presentes. El líder de la convocatoria me recibe y me integra con ellos. Ahí no mas ya iba con susto, aunque no lo crean, hacer el oso es un arte.
En realidad, es un proceso sencillo. Tomas una lista con las canciones que el discjockey (¿o karaokejockey?) puede ordenar en un software para que salgan los temas según llegan las peticiones. Luego tomas un poco de cerveza o haces charla para calmarte. O ambas si estás demasiado nervioso. Una de las cosas que me quito un poco el miedo fue conocer a varios tuiteros, la conversación fue interesante, y la recocha que se arma cada vez que salta un cantante a la tarima hacen que uno se relaje y disfrute. Incluso ver a los que no quieren cantar pero tararean y bailan al son de los que si cantan es muy chevere.
Empiezo a ver una diferencia. Algunos cantan con demasiado esfuerzo porque salga bien la tonada. Otros le meten mas actitud que voz. Tal vez esa es una de las claves, no tomarselo tan en serio. Esto es para pasarla bien, no para impresionar a un jurado de un reality para que te humille ni para ganar un premio. La actitud y la diversión te ayudan a compartir con conocidos y extraños.
Y otra cosa que empiezo a sentir de a pocos. Esto es una terapia. Cada vez que coreas una canción, le metes entusiasmo y te olvidas de los problemas, de las preocupaciones y del cansancio de un día duro de trabajo. Sacas en una estrofa, a todo pulmón, alguna frustración, alguna alegría, o simplemente cantas. Porque te hace sentir bien. La karaoketerapia me empieza a gustar.
Luego de una espera larga (tenía unas canciones pedidas pero el sistema se reseteó!) llega mi turno. De música ligera de Soda Stereo. Por un pelo y no prendo el micrófono! Solo se que la canté, no se si bien o mal, eso queda para cada cual, pero creo que la canción escogida fue buena elección, hasta se me unió alguien en el escenario. Acabada la canción me sentí increiblemente relajado, solo había pensando en la letra, en botarle energía a la misma, me siento suelto (no del estomago!) y mejor que charlando en un diván con un sicólogo. Y siempre es bueno compartir con la gente en espacios reales, no solo en el 2.0.
Todo terminó en la madrugada, cada uno toma su camino luego de la despedida. No me importó chupar algo de frío al esperar el taxi. Me sentía calientico por dentro, como si todo esto en vez de agotarme me diera una fuerza extra. Me arde un poco la garganta por la risa y la coreada de canciones, pero siento el cerebro fresco. Espero con gusto una nueva sesión de la terapia.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio